Cuando los polos chocan[privado]

Entro por el pasillo custodiada por dos chicas, antes de llegar al pasillo principal de las celdas, carisbaja, triste, sollozante, caminaba de manera incomoda y timida por ahí.-

-ya les dije que yo no fui!, juro que no toqué a nadie!-

Dijo sin cesar, rieron las custodias y una de ella le dió unas palmadas en la cabeza.-

-claro que si pequeña... eso dicen todas-

Silenció y notó que era imposible hacerlas cambiar de parecer, y detuvo sus sollozos y se dejó guiar, ya no caminaba de manera nerviosa, pero aún asi mantenia su facha de niña delicada, al llegar a una gran puerta, comenzó a abrir una de ellas con huellas y una tarjeta, mientras la otra giró y le dedico un "buena suerte", buena suerte?, lo supuso, de seguro el lugar estaba repleto de groseras humanas insensibles, la escoria de la escoria, si no fuese por las custodias uniformadas, sentía que entraba a un manicomio.

Entró y decenas de voces comenzaron a resonar, entre vulgaridades y exclamaciónes inesesarias, caminó con el rostro hacia el frente con orgullo, hasta que llegó a una celda, ocupada ya por alguien de aspecto poco alarmado, fue empujada y dentro de esta celda le intentaron quitar las esposas pero una de las guardias, que por cierto era la que tenía rostro de estupides, olvidó las llaves en la resepción, por lo que la dejaron ahí ambas para retirarse y volver mas tarde a quitarselas, eso si se acordaban de que ella tenía las esposas puestas, o si al volver aún no estaba muerta.

-me van a dejar con las esposas?, pero que... nimodo-

Dijo en voz baja, volviendo a su actuación solo con ellas, y actuando como si misma dentro del espacio tan reducido llamado celda, al dejarlas solas las voces comenzaron a disminuír y se quedó de pie observando todo el lugar que ovbiamente para ella era totalmente desconocido, suspiró y su nariz se inundó de un olor extraño, como a oxido, a sangre, a sudor mesclados, y a cigarrillo, era muy extraño, le sería dificil acostumbrarse pero tenía que hacerlo, pasaría el resto de sus días en ese lugar.

Cerré los ojos cuando las voces comenzaron ha hacerse mas sonoras, asi que supuse que las guardias y la nueva estarían en nada pasando por mi celda, me concentre en el sonido y pude notar los pasos de las guardias, las botas tan pesadas que llevaban ayudaba bastante a la hora de pasar entre las celdas ya que el solo sonido de estas a horas poco comunes era que buscaban diversión, una diversión que en varias ocasiones yo estaba dispuesta a darles.

Pero no en aquel momento, no me sentía de humor como par nekear a alguien, por lo cual al momento en que escuche que sus pasos se detenían, justo frente de mi celda hice una mueca, pero eso no era lo raro, lo rarito en esta situación era que llevaban a una nueva con ellas, según lo que decían las otras, por lo que no pude evitar abrir uno de mis ojos para mirar y esto fue lo que vi: dos guardias no muy altas que empujaban a una chica bastante bonita a "mi" celda, pero la chica tenia algo, una cara de no rompo ni un plato, pero una mirada que escondía bastante, "huy, de las peorsitas" dije para mis adentros en cuanto la vi, pero ahi no acabo la cosa, la chica fue metida en mi celda mientras escuchaba a una de las guardias decir que había olvidado las llaves, a parte de inútiles, estúpidas.

A lo lejos escuche los rumores de las celdas contiguas, cosas como " al a condesa no le va a gustar" o "pobre chiquilla" y un par de cosas mas que me provocaron una mueca de desagrado; una vez que las guardias dejaron a la chiquilla con las esposas me levante de la litera sentandome con una de las piernas abajo y la otra aun doblada te recomiendo que le digas a las guardias que te cambien de celda mi voz era serena, pero autoritaria no me gustaba mucho la compañía y menos de mujeres que fácil me provocaban que la hormona se disparara.